Deseo de última hora

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Hoy debía estar en tu abrazo
una sonrisa parecida a mí se subiría a nuestra cama
Y yo seria feliz,
y el plan no escrito estaría cumplido.

Pero mis días se han hecho de promesas al borde de la fuente
de preceptos aprendidos de memoria
y sueños arrugados con la excusa de la urgencia.

Asoman los treinta
y siguen vacios el portarretrato infantil
y mis manos.

El espejo,
es la única memoria de los vencimientos

y a estas horas se ha cansado de hablarme de plazos.


Ya no hay tiempo
o no hay luz,
(que para el caso es lo mismo).

Los antiguos bailes solo habitan en un diario,

donde también hay nombres, huellas y esperas…
las heridas, no, ellas no duermen,
se encuentran y compiten una a una en mi piel,
descosen lentamente la sonrisa,
volviendo sabia o envejecida la mirada.


He corrido tanto,

he vivido tantas vidas en unas horas…

Ame y desame la palabra,
creí en los duendes
tire monedas a una fuente gris
y esquive todas las escaleras…
Estuve de rodillas cada domingo
y cruce mis dedos cada vez que desee algo…

pero nunca pedí un deseo al apagar las velas.

Hoy, encenderé las treinta,
cerrare mis ojos,

y deseare desde los labios al alma
solo una cosa:
que lo que resta de vida,
se presente sin carreras.

30 de mayo de 2010; Alba, Italia.