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Sabor a Patria

El tiempo ha decidido ser
en estos días en que las acuarelas celestes
se han desvanecido en un soplo.

No se distinguen los límites humanos
ni las razones divinas,
solo la necesidad imperiosa de decir:
hasta aquí.

Y rasgar las arboladas promesas,
que disfrazadas de uno u otro color,
siguen siendo promesas.

Y destrozar en un grito
las agónicas realidades
que permanecen dormidas ante las ocupaciones.

Si,
hoy es el tiempo el que ha decidido ser.
Ya no Dios, Ya no hombre,
sino la simple sabiduría del tiempo
que harto de esperar a que desesperemos,
decidió despertar y despertarnos.
Ciclones, huracanes,
¿ y quien sabe con que lluviosa manifestación hoy nos dirá basta?

Basta del filo de los labios,
del puño agitado...
Basta de neumáticos moribundos...
Basta.

De que sirve ser hombre,
sino sabemos ser hombres?

Y apuñalo una vez más mi pecho.
Donde estás, en que estas?...
Nuevamente mi desvelo es un número
nuevamente dejo de ver.

He despertado culpas ancestrales
que han estampillado a San Martín, Duarte
y tantos otros que han sepultado en sus nombres los ideales.

y hoy?...
Que pasa si alguien sigue mi sombra
o la sombra de muchos?...
Llegaremos un poquito más lejos?...
O seguiremos siendo el eco eclesiástico
donde todo es vanidad.

No lo sé,
pero quisiera rasgar mis vestiduras en busca de aquella joven
que vibraba en cambios,
que descosía la desigualdad en un verso
para reconstruir civilizaciones de lucha.

Patear el barro
Y violar la blanquitud de los sepulcros.

Si,
Quiero ensuciarme de intentos
llenar mis espacios de Patria.
Quiero ser con mi mano viva en el pecho.

Quiero ser
y ya no sentir vergüenza
ante la estampa matinal que me regala el espejo.