Amé a una mujer
Amé una mujer
era mi madre.
La ame siendo a veces hija y otras juez,
desamando en la palabra y en los pasos…
Dejé en cada salida los abrigos y paraguas
No sacudí mi cama antes de armarla…
Lleve siempre la media sin coser…
Y acepte los caramelos de un extraño.
Así la amé,
Abrazada a los contrarios.
Añorando alcanzar nuevas edades
para ir lejos del canto de la plancha.
La ame desandando todo sueño
y jurando no pisar los mismos llantos…
La ame odiando el nudo en su garganta
las ausencias en su agenda de proyectos.
Amé a una mujer
que en lugar de sueños tuvo hijos
y en sus nombres guardó todas sus alas
sudando sus heridas en secreto
a la espera de un mañana siendo abuela.
Amé a una mujer
era mi madre
La ame con la pobreza del que piensa
que siempre estará el tiempo para el beso…
Y la muerte, y las huellas, y el silencio
dejaron ese amor con mil pendientes.
Esa mujer a la que amé
Aún me ama
Y fiel a ese amor vence la muerte
Y se escapa tarde en tarde hasta mi espejo,
Siendo gesto, risa y fuerza en mi reflejo.
Amo a una mujer
y es mi madre…