¿De que nos sirve el recuerdo?

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Muchas veces, al mirar a mi abuela paterna en sus últimos tiempos, cuando la memoria del día a día no existía para ella, en cambio el ayer era escenario diario de sus ideas, creí que el recordar era cosa de viejos, que para nosotros, los jóvenes no nos era lícita esa costumbre, aún teníamos demasiadas hojas por consumir en pasiones y riesgos, como para detenernos al juego de hacer hoy de los ayeres.

Esta mañana, una mañana como todas, con el mar amplio y azul, un cielo también amplio, pero no tan azul, una oficina que cada día se parece más a mí, una agenda que cada día me hace parecerme más a ella…una mañana de lunes común y corriente, enciendo esa parte de mi mundo que habita en una pc, y allí veo, al abrir el MSN, un saludo con un nombre que hace varias lunas no escucho, un nombre que me sabe a trenzas y alfajores Jorgito, un nombre que nuevamente me pone a jugar a la rayuela.

Esta mañana apareció Mariano, mi “Peto”, y trajo un nombre en el bolsillo de su delantal blanco, bien blanco, como siempre lo dejaba su mamá….metió su mano en el bolsillo y con los mismos ojitos risueños y el flequillo pelopincho, me dijo: ¡Sorpresa! y apareció Silvina…

Silvina y una soga en la que Ana, Ana, abre la ventana…Ana, Ana, enciende la luz…
Silvina y una declaración de mejores amigas hasta el día del Cucharita, cucharón, no me junto más con vos…
Silvina y los cachetes rojos llenos de acentos ortográficos que la maestra Meri nos tatuaba con su lapicero cada vez que errábamos en el dictado…
Silvina y las cartas de amor que debía entregar a Mariano…
Silvina y la casa en Allende 3012, el primer viaje hacia otro mundo en mi bici Cross…
Silvina y los promedios en sube y baja para llegar a llevar la bandera en el acto de San Martin…

Silvina y un viaje a Carlos Paz, y un coordinador con ojos de mar...
Silvina y los ensayos del Charlestón y el rap improvisado para el día del maestro…
Silvina y su son muy niños para andar pensando en besos en la boca…
Silvina y los lentos a ritmo de soldado…Silvina y los chicos lindos del colegio del Agüado…y el ahora si tenemos la edad para dar los besos…
Silvina y todas las chicas del curso llorando…no porque llegaba el verano, sino porque Julián Marini pasaba de séptimo grado al secundario.

No, recordar no es cosa de viejos…recordar es reencontrarse con lo que somos, con la certeza de la entrega sin miedo, porque siempre podíamos decir: Pido….
Recordar es volver a correr la escondida, esperando a que llegue aquel que toque la piedra y grite: Piedra libre para mí y para todos mis compañeros…

Hoy Mariano ya no usa el flequillo parado, ni guarda un yo-yo en su bolsillo…sino que lo ha llenado de caramelos, para sus dos retoños que dan testimonio de que el amor es posible.

Hoy Silvina ya no es taaaaaaaaaan seria, ni pone cucharitas en la rueda de la bici…sino que se sientas en las tardes de verano a dialogar con el porotito que hace dos meses le dice Mamá desde la panza.

Esta mañana comenzó como todas las otras, pero un nombre en mi PC despertó la sonrisa, el chupetín, las dos colitas con moño…la certeza de que había una vez, en un lugar lejano llamado infancia una niña que fue sincera, y lo más curioso es que esa vez no le dolió.

Gracias Peto, por volver a hacerme cosquillitas en la panza, gracias Sil, por volver a recordarme como es ser amigo a lo argentino.