Danzando soledades
Comienza a danzar la noche
con su vestido habitual,
un manto de estrelladas soledades
y uno que otro recuerdo no dormido.
Comienza a danzar la noche
con su vestido habitual,
un manto de estrelladas soledades
y uno que otro recuerdo no dormido.
No es nuevo el tÃmido perfume
que escapa de las cobijas
gastadas de años.
Ella y sus sentidos
comienzan el ritual acostumbrado,
intentando colmar vacÃos
ya enquistados en su joven piel.
Las manos despiertan el monte húmedo
repleto de una sed carnal .
Se apisonan emociones
en completa rigidez muscular.
Un álgido gemido escapa
aislándola del ambiente.
La cama,
tabernáculo secreto de saciedades
el cuerpo
ofrenda eclipsada en lasciva danza.
Ella y sus fantasmas se unen en un himno gutural
y por un instante
parece posible el placer celestial.
que escapa de las cobijas
gastadas de años.
Ella y sus sentidos
comienzan el ritual acostumbrado,
intentando colmar vacÃos
ya enquistados en su joven piel.
Las manos despiertan el monte húmedo
repleto de una sed carnal .
Se apisonan emociones
en completa rigidez muscular.
Un álgido gemido escapa
aislándola del ambiente.
La cama,
tabernáculo secreto de saciedades
el cuerpo
ofrenda eclipsada en lasciva danza.
Ella y sus fantasmas se unen en un himno gutural
y por un instante
parece posible el placer celestial.
Se ensombrece el paisaje
Y un sudor frÃo completa el ritual.
Las energÃas se disipan,
el abrazo no llega...
y el lado izquierdo de la cama
le recuerda
que no ha dejado de estar sola.