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Encuentros...

Lo descubrí en la mesa de conferencias del Pabellón de Autores 2007, no sabía quién era, pero su palabra estaba llena de magia...presentaba el libro de un joven escritor...me atrapó...deje todo lo que estaba haciendo y me senté simplemente a disfrutar escucharlo, a dejarme llevar por la transparente mirada que hablaba de grandeza...terminó la actividad, lo saludé, nos dimos un abrazo, y sentí el cobijo de un hermano ausente, de un amigo añorado.

Marioantonio Rosa...no volví a verlo en toda la feria...pero google me permitió encontrarlo en una página de Ana María Fuster, y ahí, no solamente confirme mi primera impresión, sino que también pude leer su sabrosa poesía, intimista, suave y rotunda a la vez...también vi cuanto se mueve por hacer viva la poesía, como, junto a otros escritores de Puerto Rico, recorren omnibus, trenes...llevando la profunda vivencia del verso.
Aqui tienen un poquito de él, y un poema que me ha permitido compartirles...
Marioantonio Rosa (San Juan 1965)
Publicaciones: Misivas para los tiempos de paz, Editorial Isla Negra (1997), Tristezas de la erótica, Editorial Isla Negra (2003), Duelo a la transparencia, Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña (2005). Cronista cultural en México (1997-2001) para los periódicos Siglo XXI, y el suplemento cultural Armario, adscrito a la Universidad de Guadalajara. Participó bajo esa misma universidad en el programa social Libros para los niños impartiendo clases a los niños de escasos recursos y huérfanos en los suburbios de Guadalajara. Produjo el programa Páginas de Puerto Rico y El Caribe bajo Radio Universidad de Guadalajara. En la actualidad es columnista y crítico literario en el Semanario Puertorriqueño Claridad, productor teatral y maestro. Recientemente ha sido incluído en la antología de poesía hispanoamericana Voces para la Educación del Sindicato de Maestros del Estado de México en la que también destacan los poetas Ernesto Cardenal de Nicaragua y Raúl Zurita de Chile.
HE SIDO DEL ALMA UNA MUCHEDUMBRE
Yo he amado tantas sonrisas, esperas, sombras, aguas,
caminé en celajes de un mar prisionero en muchedumbres
quise que mi alma, como la ventolera me llamara
como se llama a un amor con rabia, con caricia de vacío
quise del beso, una línea de sangre entre la huella
quise, y todos se marcharon.
Nada está mal, este bar tiene buenos transeúntes,
huelen a silencio de muchos viajes entre aguaceros,
huelen al abismo de este trago, oyéndose en sus hojas,
que parece que otra vuelta desde la noche me conociera
busqué que alguien me besara la frente,
me dijera al oído un amanecer, o de creer en un cuerpo
pensé que tenía entre mis manos, un papel con mi número,
o de esas muchedumbres que la muerte hostiga para pricipiantes
pero es tan feliz llevarse la soledad como un espejo
que quise, quise más, y todos se marcharon.
Marioantonio Rosa 2007