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¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMIGA!!!


Hoy, 07 de marzo, tengo la alegría de elevar mis brazos a Dios en acción de gracias por el don maravilloso de su vida.


Carmen Pérez Valerio, una mujer que sabe ser amiga, poeta, y sobre todo madre.


Hoy, al despertar, pensaba en cuanto ha aportado y sigue aportando Carmen desde su palabra y sus silencios a mi vida, y por esto, quería compartir con todos ustedes un texto, que hace más o menos un año, envió a mi correo y leímos en el programa radial "Con Buena Letra". Un texto que me ha enseñado mucho de ella y de sus sueños, de ella y de sus realidades.

disfrútenlo...



Vivir poéticamente el mundo

“Vivir poéticamente el mundo es vivir la vida con intensidad, saborearla hasta su esencia, degustarla como un manjar de emociones que nos colocan muchas veces entre el sueño y la realidad, en una vigilia permanente de saberse despierto, abierto hacia esa inmensidad que no entendemos pero que percibimos como verdad y justificación de la existencia.


Si ser poeta es colocarse en el espacio no habitado por la generalidad de las personas, intuir una voz en el fondo de un paisaje que nos convoca cotidianamente, arrebatar la cordura de nuestros sentidos y dejarlos libres, sin miedos, sin cánones, sin esas cadenas que te coloca por costumbre una sociedad absurda, dormida en sus almohadones de reglas, leyes y preceptos donde el ser humano siempre será la aspiración de lo que nunca podrá alcanzar, un ciego infeliz que camina a tientas bordeando el precipicio, entonces vale la pena ser poeta.


Frente a la mirada poética, la vida es una constante presencia, vida y muerte es un ir y venir en un columpio de inocencia bajo la lluvia mansa que nos empapa y nos mantiene despiertos.


Para el hombre dormido, la vida no se prolonga más allá de su inmediatez espacial y temporal, por tanto, la muerte llega inexorablemente. Cuando despiertas de das cuenta que las murallas que construiste a tu alrededor no te permitieron echar alas y volar, por tanto, tu misión de escalar las alturas fue solo un fracaso más en tu carrera espiritual.”

Carmen Pérez Valerio