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Un tiempo para leer


Este año, ha sido declarado por nuestros gobernantes como el “Año del libro y la lectura”,
por lo que éste 2007 se nos presenta con una gran invitación ha sumergirnos en el mágico mundo de los libros.
“No tengo tiempo para leer”, “¿para que leer?”...son planteos que se me vienen a la mente cuando pienso en el desafío que implica el sumarnos a esta celebración de un año entero dedicado al libro y la lectura.

Vamos por partes...

Primero, el tiempo. Es cierto que hoy día vivimos en una acelerada marcha, con agendas repletas, corriendo hacia todos los sitios, como si siempre estuviéramos tarde, cuando en realidad ese afán por la prisa sólo llena de ruido nuestro interior, haciéndonos llegar tarde al único lugar que no deberíamos de hacerlo, a la vida.
El tiempo es nuestro patrimonio, que debe ser administrado de manera tal, que las tres columnas que sostienen nuestro “ser persona” - cuerpo, mente y espíritu- estén equilibradas. Si estos tres estamentos no son nutridos y cuidados de la manera adecuada sólo conseguiremos dejar de rendir; el stress, cansancio, depresión, no son más que productos de este desequilibrio constante en el que nos sumergimos.

Por esto, “robemos” o mejor dicho, “regalémonos” un poco de nuestro tiempo para
alimentar la mente y el espíritu. Aquí es donde los libros cumplen una importante función.
Alimentan la mente: nos recrean espacios que serían casi imposibles de imaginar,
amplía los horizontes del individuo permitiéndole ponerse en contacto con lugares, gentes y costumbres lejanas a él en el tiempo y el espacio, atrapan momentos históricos. Alimentan el espíritu, a través de la musicalidad de un verso, la descripción de un espacio, la revelación de una vivencia espiritual, presentan valores y realidades propias del hombre.

Estos son solo algunos de los múltiples beneficios que nos otorga la lectura,
por esto, amigos míos, hagámonos un tiempo y vivamos el placer de un buen libro.