Recado para el silencio
Abrir la ventana lleva el riesgo de la brisa
de la tormenta suave
del canto amanecido de un gorrión
de la tormenta suave
del canto amanecido de un gorrión
y no puedo obligarte…
En mi
ha caminado el peregrino herido,
el silencio del cuarto vacÃo
y una estrella que no supo albergar la sonrisa.
En mi,
Se han perdido nueve lunas y un nombre,
una nota desgarrada en el acordeón del abuelo,
la frescura de abrir los ojos por primera vez
y todos los poemas que escribà en el espejo.
Quizá besé muy tarde tu espalda,
quizá no tenga mi voz la fuerza de conjurar,
pero he descubierto como espantar los fantasmas,
como abrir la primavera a través de una lágrima
como albergar el frio sin que duela,
como volver la espera poesÃa…
Lo sé,
abrir la ventana supone el riesgo de la herida
y no puedo obligarte…
No hay mucho en mi alforja
para dibujar mariposas...
para dibujar mariposas...
Me queda solo una canción partida
y estas manos desnudas…
Es todo lo que tengo
para la caricia.
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