¿Qué me hiciste?
cambiaste
todo lo que pensaba...”
(Yahir)
Mis dÃas no estaban mal,
ni grises, ni vacÃos…
Incluso llegué a sentir
que asà debÃan ser: repetidos.
Sin insomnios, riesgos
o emociones fuertes…
Hasta tu mirada.
Fue mi nombre en tus
labios
un despertar de colores
nuevos
y tuve miedo.
¿Qué hago con todo esto?...
Con la niña que se mira
mil veces al espejo
después del beso.
La que sostiene el aire
y cierra sus ojos
cuando la brisa toma el
sabor de la caricia.
Esa que comenzó a pintar
sus uñas,
amar las flores y
abrazar un peluche
al que puso tu nombre.
¿Y que pasó en ti?
Quisiera saberlo…
¿También tienes miedo?
Te propongo algo:
Caminemos.
Sin grandes promesas,
pero abiertos al asombro.
¿Te animas?
¡Seamos algo locos!
Aprendamos el amor sin
cuentas.
Hagamos de lo simple,
instantes nuestros.
Dibujemos nuestros
nombres en el borde de una hoja.
Compartamos un trozo de
pastel.
Bailemos en una fiesta
improvisada.
Y busquemos el beso. Siempre.
Por cualquier motivo o
por ninguno…
Ya te hablé de la magia
que encontré en tu abrazo.
Amor:
No lo sabÃa. Lo juro.
No sabÃa que tenÃa
tantas ganas de amar
-->
hasta que llegaste.