Pasaje de ida

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"¿Cómo habré de llamarme
cuando sólo me quede recordarme,
en la roca de una isla desierta?"
Julia de Burgos


Quiero habitar el rincón donde el silencio pierde fuerza,

donde la noche no se vence

ni aguardan renacer los geranios.


es hora de hallar la luz más allá de la luz,

de pedir la absolución a la altura de mi fe,

de reencontrar el espacio habitado antes de la vida,

es hora de partir.


ya no soy de las que esperan,

he deshojado demasiados rostros al borde del puente...

ahora me desnudo para ti,

me desnudo sin miedos,

con mis ríos de vida brindándose a tu filo,

o entregando mi cuello al último abrazo...

hubo un tiempo en que te tuve miedo,

y ponía tres cerrojos a la orilla de las edades,

pero ya no...

ya no tengo miedo a tu beso,

al susurro oscuro que suele esconderse en las noches marinas

al paciente trabajo de los gusanos

a la ausencia de las lagrimas el día del adiós.


estoy lista para ti

ausente de alma y dolientes,

vacía de palabras y aún con los sueños intactos

envejecida,

no por el tiempo, sino por el amor...

tal como a ti te gusta,

vencida...


llévame,

llévame pronto antes de que vuelva a dormir

y otra vez su voz sea letanía,

y otra vez me tiente salvarme...

llévame,

llévame ahora que estoy de acuerdo con los espejos,

ahora que la palabra ha matado al ángel

ahora que no temo

ahora que no creo

ahora que perdí el derecho a la espera...


Es hora de partir,

no tengo miedo al viaje

ni a la posada final...

solo me llevo una duda

solo una duda...

una pequeña y aguijoneante duda

a ti, que creías quererme

te aliviará ver mi nombre durmiendo en el mármol?